viernes, 1 de marzo de 2013

Nutrición

En la actualidad se suele tratar al perro como si fuese un omnívoro, deduciéndose por ello que la mejor alimentación es la que produce la industria al procesar los desechos del proceso productivo de otras industrias, en otras palabras, el alimento balanceado para perro. Dicho alimento se encuentra en una diversidad muy amplia de marcas y etapas que afirman favorece el correcto desarrollo. Cuando se decide cambiar de marca es oportuno el cambio progresivo, evitando hacerlo de forma abrupta; los alimentos nuevos deben introducirse gradualmente en un plazo de por lo menos 7 a 10 días, al cambiar la dieta, es conveniente ofrecer una cantidad menor del nuevo alimento ya que al sobrepasarse se pueden iniciar una serie de trastornos gastrointestinales o también el rechazo de la nueva dieta.
A pesar de lo anterior y ante la evidencia biológica de que es un animal carnívoro, existe una tendencia creciente a volver a alimentar a los perros con alimentación cruda, imitando a la alimentación natural. Los que siguen esta tendencia afirman que es lo que evolutivamente están diseñados los perros para consumir, y que de esta manera se logra beneficios como: mejor salud, menos olor, dentadura, piel y pelaje más saludable, etc.
Las heces pequeñas, firmes y oscuras sugieren buena digestión y una excelente absorción de nutrientes, en cambio los volúmenes grandes de heces pálidas indican una absorción medianamente óptima. Un perro sano y bien alimentado mantiene un peso regular, su pelaje brillante y manejable, una actitud y actividad general muy dinámica.
Alimentos no recomendados para los perros
  • La leche: Algunos perros, como algunas personas, presentan intolerancia a la lactosa. Es por ello que debe dárseles con precaución, y, a la primera reacción adversa —vómitos, diarrea— suspenderla de inmediato.
  • El chocolate: Contiene una sustancia llamada teobromina que causa intoxicación en el organismo del perro y puede ser fatal en grandes dosis.18
  • Golosinas: Tales como frituras, caramelos, galletas; tienden a formar sarro en la dentadura del perro. Además los azúcares les hacen propensos a la diabetes. Existen golosinas especiales para ellos que inclusive protegen de la formación de sarro.
  • Huesos cocidos: En especial los de pollo. Al ser triturados por la mandíbula del perro pueden formar esquirlas con puntas muy agudas, las cuales fácilmente pueden perforar el esófago, intestino o recto provocando hemorragias internas, infección y consecuentemente mucho dolor.19
  • Alimentos o desperdicios caseros: Se deben evitar los alimentos muy condimentados, ya que los perros son especialmente sensibles a la sal, pimienta y chile. De igual forma se deben evitar los alimentos con exceso de grasa. Los desperdicios o restos de alimentos, normalmente poco frescos deben ser eliminados. No se debe permitir que coman restos hallados en la calle, pues podría sufrir una gastroenteritis infecciosa.20
  • Tomate: El tomate puede afectar el sistema digestivo del perro, por lo que no es recomendable.

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